jueves, 9 de febrero de 2012

Capítulo 4


                                                      HACIENDO AMIGOS
                
-Por favor  no llores-me decía Daniel mientras las lágrimas caían de mis ojos.
-Necesito llorar- decía entre sollozos.
-Por favor – me repetía con cara de cordero degollado.
-No es por tu culpa si es lo que crees, es por todo. Es muy duro dejar una vida, unos amigos, una casa…
-Lo sé, pero siento que es mi culpa por haberte hecho sentir mal.
-No me has hecho sentir mal. Todo lo contrario, me has ayudado. Y eso que he sido una borde contigo. No te lo merecías- los sollozos ya casi habían terminado.
-No, tu no mereces que nada ni nadie te haga llorar-dijo mirándome con los ojos más bonitos que jamás había visto.
 Sonreímos el uno al otro. La música que habíamos ignorado hasta el momento se convirtió en lo único audible. Sonaba The best thing I never had de Beyonce.
Nos miramos el uno al otro durante un largo minuto.
No sé porqué pero ya no me sentía tan mal. Todo lo contrario, había descubierto una parte de él que seguro que nadie había conocido jamás.
La canción terminó y se oyeron unos pasos en las escaleras.
-Mi madre. Métete en el armario-dije con un hilo de voz.
-Muy típico de ti, meter un chico en el armario- replicó con otro hilo de voz mientras iba hacia el armario.
-Cállate- le contesté yo dándole un pequeño codazo.
Delante de él cerré la puerta.
Entró mi madre en la habitación.
-Mauri ha llegado. ¿Cariño estás llorando?- preguntó alarmada en cuanto vio mis ojos.
-No es  nada - dije sonriendo levemente- no tengo hambre. Luego picaré algo.
-¿Seguro que estás bien?
-Sí.
-¿Qué tal en el instituto? ¿Alguien interesante?
-No creo que le caiga muy bien a las chicas, son muy pijas, y los chicos… muy raros… aunque alguien me ha parecido bastante interesante…-dije sonriendo.
-Me asusta esa sonrisa…- dijo mi madre.
-No seas paranoica, ¿vale?
-Sé responsable con… ya sabes…
-Que si mamá vete a comer de una vez- no sabía hasta dónde quería que escuchase Daniel.
Mi madre se fue y Daniel salió del armario.
-Que gusto salir del armario- dijo con un suspiro.
Me empecé a reír al notar el doble sentido.
Él también se rió.
Luego nos miramos otra vez.
Después de un minuto bajé la mirada, no aguantaba más esa mirada.
No sabía que tenía ese chico pero, me volvía loca.
-Oye, ¿cuándo me toca a mi preguntar?- pregunté haciendo alusión a lo de por la mañana.
-Dónde, cómo y cuándo tú quieras-dijo una sonrisilla tonta.
Me senté en el suelo al lado de la ventana apoyando la espalda en la cama y le dirigí una mirada para que viniese a sentarse.
Así lo hizo él, se sentó a mi lado.
-¿Naciste aquí, en el pueblo?
-Sí, siempre vivimos ahí- dijo señalando su casa con el mentón- y dudo mucho que nos mudemos porque a la nueva vecina no le caigo bien.
- Yo no he dicho que no me calleras bien… ¿Me odias?
-No te tengo que odiar, todo lo contrario: eres mi primera amiga-bajó la mirada.
Esto me pareció muy bonito y me salió casi instintivo apoyar mi cabeza en su hombro. Él hizo lo mismo y apoyó su cabeza contra mi cabeza.
-Ojalá nos hiciesen ahora una foto- dije yo en susurros.
-No quiero que te muevas y tampoco quiero moverme yo…- replicó él.
Nos volvimos a concentrar en la música. Sonaba Tu mirada me hace grande de Maldita Nerea.
Cerré los ojos y, aún así no pude contener las lágrimas otra vez.
-¿Llorando?-preguntó él.
-Sí. Normalmente no me gusta llorar delante de la gente pero, contigo no me importa nada… soy solo yo sin importarme nada…
En ese momento Daniel levantó su cabeza de la mía y me dio un beso en la mejilla.
Ohhhh. ¡Qué mono!
Luego me miró y me sonrió.
-¿Algo más que quieras preguntar?-me encantaba esa sonrisa de suficiencia.
-No me vas a querer contestar…-dije sonriéndole.
-No, no me llevo bien con la gente… no sé si te acuerdas.
-Vale- repuse con otra sonrisa- ¿Te apetece hacer algo conmigo hoy por la tarde?
-Si es contigo, claro que quiero.
-Genial, para empezar vamos a recoger esto. Pero primero ve a tu casa y baja, llama a mi puerta y ven.
-¿Por…?-preguntó confuso- Bueno, eres tú…- puso los ojos en blanco.
-Porque si mi madre sube y te ve aquí se asustará un poquito…
-Vale.
Se levantó y se marchó por la ventana.
Me levanté y me puse a desempaquetar las cosas.
Al cabo de unos minutos  sonó el timbre.
Se oyeron unas voces.
-Vero, alguien ha venido a verte…
-Hola-dijo Dani con una sonrisa y guiñándome un ojo (con cuidado de que no lo viese mi madre)
-Hola- respondí con otra sonrisa.
-Bueno, os dejo solos…-dijo mi madre.
Detrás de Dani se cerró la puerta.
-Ya está, las presentaciones están hechas-dijo él entre carcajadas.
-Si, a recoger.
-¿Qué…?
-Hay que desempaquetar todas estas cosas y guardarlas, luego comprar unos botes de pintura y luego pintar…-le dije rápidamente mientras me ponía a trabajar- ¡Manos a la obra!
- Claro jefa. ¿De qué color vamos a pintar?
-De verde pistacho- dije sonriendo.
-Me lo esperaba de ti pero, ¿pistacho?- preguntó extrañado.
-Me recuerda a casa…
-¿Tenías la habitación pintada de verde?
-No, me recuerda a Galicia. Al verde que aquí no hay.
-Hechas mucho de menos tu casa, ¿verdad?
-Sí, me gustaba mucho la lluvia en invierno y el sol en verano…-dije con morriña por mi tierra- pero lo mejor era el otoño… todo lleno de hojas de todos los colores… y la primavera era… preciosa.
- No vuelvas a llorar- dijo mirándome con una mirada llena de cariño y una sonrisa muy tierna.
-Tranquilo.
No sé porque pero cuando estaba cerca de él me entraban ganas de sonreír y al parecer a él también,  era algo…mágico cuando estábamos juntos.
-Gracias-susurré-por todo. Por ser mí amigo, por ayudarme…
-Más me vale ser tu amigo porque Sonia y su grupito te va a odiar para siempre.
Solo sonreí, con eso nos lo decíamos todo.
-A trabajar. A ver qué música tienes- dijo dirigiéndose a mi equipo.
Yo me puse a guardar las cosas de las cajas.
-Esto está mejor…- dijo poniendo una canción de Pitbull. Give me everithing- esta me encanta.
Se acercó a mí y me agarró por la cintura. Me giré, estábamos muy cerca.
-¿Bailas?-preguntó.
-Claro y muy bien además…
-Oh… ¿sabes que me llaman “El Pitbull”?- dijo bromeando.
-Hay que trabajar…
Me puse otra vez a guardar cosas en los cajones y él, hizo lo mismo.
Cuando terminamos de recoger, él me cogió otra vez por la cintura.
-¿Vamos a comer algo? Conozco una pizzería buenísima aquí cerca y luego compramos la pintura-susurró a mi oído.
-Claro déjame coger las cosas.
-Ok. Yo voy a mi habitación a coger dinero. Vengo ahora.
Se fue por la ventana mientras yo buscaba mi cartera en el armario.
Cuándo me di la vuelta ya estaba allí.
-¿Vamos?- preguntó.
Asentí una vez.
Bajamos las escaleras.
-Mamá, nos vamos a comer una pizza y a comprar la pintura- dije a mi madre.
-Divertíos.
-Por descontado- dijo Dani.
Abrí  la puerta y nos fuimos.
Caminamos en silencio hasta encontrar la pizzería.
La urbanización era bonita y parecía sacada de un cuento. Todas las casas tenían la misma forma pero cada una era diferente a la anterior.
-¿Otra vez en las nubes?- preguntó Dani cuando llegamos a la pizzería.
 Solo sonreí porque su sonrisa no me había permitido pensar.
Entramos a la pizzería.
-¿De qué la quieres?- dijo con una sonrisa angelical.
-Me da igual. Elige tú- respondí con sinceridad.
-Facu. La de siempre grande, por favor.
-Claro-respondió un anciano gordito, bajo y con poco pelo al otro lado de una puerta.
-Vienes mucho por aquí…
-Sí, Facu es lo más parecido a un amigo que he tenido…-dijo mirando con ternura hacia la puerta.
-En dos minutos está lista- se escuchó la voz del anciano.
-¿Nos sentamos en la barra o en las mesas?- no sé que tiene ese chico que no me puedo resistir a sonreír cuando está cerca.
No respondí, me puse a andar hacia la mesa más alejada a la barra para que el anciano no nos escuchase.
-Ya está, Dani- dijo el hombre cuando apareció por la puerta. Se sorprendió de verme allí- estás acompañado, me alegro mucho de que sea tan guapa.
-Gracias- dije con timidez.
-Es la hija de la mujer de Mauri, mi vecino- dijo Dani con una sonrisa, como… un triunfador.
-Me alegro de que ella sea la primera persona que descubre tu lugar… ¿cómo te llamas?- me preguntó Facu con una sonrisa.
-Vero- dije esta vez sin timidez- ¿conoce a Mauri?
-Claro, y a tu madre. Es igualita a ti…
-¡Este viejo conoce a todo el barrio y quizás a todo Madrid!- dijo Dani entre carcajadas.
- ¿A mi madre?- pregunté extrañada.
-Gran mujer… solía venir con Mauri. Aquí le pidió que se casara con él… en esa mesa-dijo señalando una mesa en la otra punta del establecimiento.
-Valla… eso explica muchas cosas…-dije para mis adentros.
-Venga comed y no os preocupéis por mí que ya me voy…
-¿De qué es?- pregunté cuando Facu ya se había ido.
-De cuatro quesos… ¿te gusta?
-Me encanta…-dije mordiendo un trozo de pizza que me había cortado.
-Gracias- dijo con la mayor sinceridad que pudiese haber en sus ojos color miel.
-Gracias- dije yo también.
Nos habíamos sentado el uno en frente del otro pero me levante y me senté a su lado. Puse mi cabeza contra su hombro. Allí se estaba muy a gusto…
Él no respondió y se abrazó a mí. Pasó su brazo por detrás de mi cuello y el otro por delante de mi cintura.
Yo me acurruqué más contra él  y le besé en la mejilla. Luego volví a apoyarme contra él.
Podría estar así horas sin cansarme.
-Contigo todo es tan fácil…-dije con un suspiro.
-Es como si nos conociésemos de antes, de toda la vida- respondió él.
Había unas horas que lo conocía pero, era diferente a todo el mundo que había conocido antes. Era especial.
-Eres especial, diferente- dijo como si me leyese la mente- lo percibí desde que me dejaste solo y te largaste a buscar la conserjería… ¿por qué lo hiciste?
Me separé de él y lo miré a los ojos.
-Me pareciste un salido y no tenía ganas de bromas…
-¿Y ahora, qué te parezco?-puso una de esas sonrisas que quitan la respiración.
“La persona más maravillosa del mundo entero” quise decir…
-Me pareces la persona más especial que he conocido y que seremos buenos amigos…-volví a sonreírle a sus ojos, él hizo lo mismo.
De repente me tocó los pómulos con las yemas de sus dedos.
-Tienes los ojos más bonitos que he visto nunca…-dijo.
Su voz, su piel, sus ojos, su sonrisa, su pelo… ¿todo en él era perfecto?
Me acurruqué otra vez contra él.
-Tú también eres diferente y especial-murmuró.

No hay comentarios:

Publicar un comentario