Lo primero que hice después de cocinar y comer pasta; fue irme a mi habitación, encender el portátil y escuchar música de Alex Goot, uno de mis cantantes favoritos.
Siempre que escuchaba a este chico cantar, me ponía de buen humor, transmitía algo que los demás no lo hacían. Lo había descubierto en una de mis búsquedas de los viernes, antes, tenía una pequeña tradición, todos los viernes por la noche buscaba canciones 'cover', cantadas por chicos y chicas que se divertían haciéndolo, había algunos realmente buenos, como Cimorelli, un grupo de varias chicas; pero Alex era sin duda mi predilecto.
Me sumergí en ese mundo mio al que iba siempre que intentaba escapar de algo; era sencillo, solo tenía que cerrar los ojos y ya estaba allí; cuando me encontraba en aquel paraje, parecía como si nada hubiese cambiado, y de hecho, era así, yo era la misma, o casi; había madurado, eso estaba claro, pero, ¿y lo demás? ¿También seguía o se había esfumado por completo? No lo sabía pero prefería no pensar en aquello. Siempre creí que las cosas pasaban por alguna razón y no porque sí, si yo estaba en Madrid era porque tenía que estar allí, fin.
Decidí cambiar de pensamiento, ya que ese no me llevaba a ninguna parte.
Pasados unos minutos llamaron a la puerta.
- ¿Puedo?- era Aarón.
- Si, claro- dije incorporándome.
- Vaya, veo que estás pensando en lo del viernes.
- ¿Qué?
- Si, siempre que tienes que pensar en algo importante escoges a Alex Goot para que te acompañe, además, no estás cantando con la de Bright Lights, cosa que me extraña demasiado...
- Pues no estaba pensando en lo del viernes. Me estaba acordando de que antes de llegar aquí yo no era así.
- ¿Así como?
- Así como soy ahora.
- Yo te veo igual que siempre, algo más madura, pero igual de divertida, guapa y simpática.
En ese momento me di cuenta de que hay cosas que nunca cambian, y una de ellas, es el amor de un hermano.