EN EL PEOR
DE LOS CASOS… ES OTRO DÍA
No sé cuánto tiempo estuve sollozando
hasta que me quedé dormida.
Solo tenía un vago recuerdo de
la noche anterior: cuándo me asomé por la ventana vinieron todos los recuerdos
de los que había querido escapar en la pista de patinaje; las caras de todos
mis amigos, mi antigua casa… todo.
-Vero. Baja a desayunar-se
escuchó a mi madre decir desde abajo.
-Sí, voy.
Me levanté de la cama y busqué
en mi armario.
Elegí un pantalón gris claro
pitillo y una camiseta azul con dibujos en color rosa. Me puse unos de esos
tenis anchos blancos.
No me apetecía preocuparme
peinándome y me hice una coleta.
Bajé las escaleras y desayuné
rápidamente.
El timbre sonó y fui a abrir.
-Hola. ¿Vamos?
-Sí…. Un minuto ayer se me
olvidó guardar los libros en la mochila. Ven-dije tirando de ella.
-Hola- dijo mientras corríamos
escaleras arriba.
-Hola Lola- dijo mi madre para
mi sorpresa.
-¿Os conocéis?
-Sí, nos conocimos ayer en mi
casa.
-Ah- continué tirando de ella.
-Bonita habitación- dijo al
traspasar el umbral de mi habitación.
-Gracias.
-Bien; hoy toca Francés,
Sociales…- fui metiendo cada libro en la mochila hasta terminar con las cinco clases
que tenía hoy.
Mientras tanto Lola miraba la
habitación.
-¿Vamos?- pregunte después de
meter en móvil en el bolsillo del pantalón.
-Claro… ¿no avisas a Daniel?
Mire hacia su habitación desde
la cama.
-Dani, estás ahí, lo sé. Te
esperamos abajo… no te enfades por lo de ayer.
Le dediqué otra mirada con cierta melancolía a
la ventana que, hacía veinticuatro horas ni siquiera sabía que existía.
Me encaramé hacia la puerta de
mi habitación con Lola detrás.
Bajamos las escaleras bastante
rápido.
-Mamá, nos vamos- dije al
pasar por su lado, dándole un apresurado beso en la mejilla- Chao Mauri.
-Adiós- dijo Lola.
-Chao chicas- dijo Mauri
mientras se peleaba con la tostadora intentando preparar el desayuno.
-Adiós niñas- dijo mi madre
devolviéndome el beso.
-Mauri, definitivamente,
repeles la tecnología…- dije riéndome cuando pasaba por su lado dándole un
pequeño golpecito en el brazo.
A continuación nos fuimos.
-Chicas, ¡llevo como media
hora esperando!- para mi sorpresa era él y al verle fue lo más extraño que me
pasó en toda mi vida. Sentí esas famosas mariposas en mi estómago. Era…
inexplicable…
No fui capaz de articular
palabra. Fue él el que habló.
-Tú eres Lola ¿no? Me dijo mi
madre que te había visto ayer en tu casa…
-Sí, y tu Daniel…
-Dani.
-Vale, Dani.
Cuándo reaccioné estábamos a
su lado.
Hoy lo veía con ojos
diferentes. No era él o, quizás no era yo; pero, hoy sus palabras del día
anterior tenían sentido porque, ¿cómo explicaba que sintiese eso por una
persona que había conocido el día anterior?
-Hola- me dijo con una sonrisa iluminándole su
rostro de ángel.
-Hola.
Anduvimos hasta el instituto
sin nada digno de mención. Lola y Dani habían hecho muy buenas migas y fueron
charlando todo el camino y yo, pensando en esa cosa extraña que había en mi
estómago que me hacía sentir la persona más especial del universo… sabía la
palabra exacta pero de solo pensarlo me daba repelús… amor... un flechazo de
esos que solo pasan en las pelis que solía ver mi padre (esas de vaqueros
contra indios dónde el vaquero guapo se llevaba siempre la chica guapa) pero,
en ese caso siempre hay un final feliz.
Pero yo, aunque soy muy
soñadora, siempre me gusta volver a la tierra; y esa era la única verdad.
Durante años había creído solo
en lo que veía, olía, tocaba y escuchaba. Hasta que con once años prematuramente
me enamoré locamente del chico más guapo del mundo y es que, aunque en ese
momento era el mejor amigo que tenía en Galicia y lo quería muchísimo, era uno
de los chicos más guapos que había conocido hasta la fecha de hoy… contando a
Fran y Dani, por supuesto.
Dani… él otra vez en mi cabeza
y es que, era imposible quitármelo e la cabeza.
Cuando volví a la realidad ya
estábamos en el instituto.
-A primera toca Francés- dijo
Dani mientras Lola se dirigía a hablar con Gerónimo, el conserje delgaducho.
-Genial… se me da fatal- dije
con un suspiro.
-Tranqui, luego toca Sociales-
repuso con esa sonrisa de suficiencia.
Yo, por primera vez desde que
lo conocía no pude sonreír.
La sonrisa de suficiencia
también desapareció de su rostro dejando paso a la duda.
-¿Qué…?- comenzó a decir
cuando vio algo extraño en mis ojos sinceros.
-Chicos. Buenas noticias. ¡Voy
en vuestra clase!- Lola venía llena de entusiasmo.
-Genial- dije abrazándola bajo
la mirada atenta de Dani.
Cuando Lola se dio la vuelta
para ir a clase bajo las indicaciones de Dani, yo le hice un gesto moviendo la
cabeza a ambos lados dando su pregunta de antes anulada.
Por el momento se calló.
Teníamos que hablar pero primero yo tenía que pensar y mucho…
La clase de Francés y Sociales
pasaron rápido mientras yo pensaba como solucionar las cosas de mi nueva vida…
No lo tenía muy claro pero,
¿por qué no?
Había mucho que perder pero
más que ganar. No pude evitar que las mariposas de mi estómago se volviesen
locas del entusiasmo.
Miré a Dani. Si que era guapo,
muy guapo. Estaba hablando con Lola de de no sé qué de unos partidos de futbol
con Lola mientras caminábamos hacia la biblioteca.
Cuando me di cuenta estaba sonriendo ante esa
posibilidad.
Podría ser…
Dani me miró y también me
sonrió. Mis mariposas intestinales se volvieron más locas aún mientras yo le
sonreía de nuevo.
La sensación de estar enamorada me recordaba a
cuándo de pequeña llegaba a casa del colegio empapada, me ponía la ropa seca y
comía la comida caliente. Y no es que se pareciesen las situaciones, es solo
que es esa sensación de paz y tranquilidad que solo tienes en casa. Otra
sensación parecida es cuando en invierno te cae el chorro de agua caliente por
encima. El chorro te abrasa pero, es tan reconfortante que da igual lo
coloradas que tengas las piernas. Lo mismo con el amor, cuando le miras a
escondidas y él te pilla te mira con esa sonrisa tan perfecta suya y te sientes
invencible; pero, a la vez cuando te ignora porque sabe que le estás mirando te
sientes la persona más patética del mundo y quieres que ese sentimiento desaparezca
ya; igual que cuando te cansas del frío y quieres que llegue el verano para
poder sentir el sol sobre tu piel. Lo malo de verdad es cuando todo desaparece
y sientes otra vez ese mismo vacío en el interior; al principio valen los
recuerdos de los buenos tiempos, pero luego pones los pies en la tierra y te
das cuenta de todo lo que dejaste escapar sin apenas darte cuenta; eso es lo
realmente duro del amor, darte cuenta de que estas sola.
Entramos en una gran aula de
color azul claro. Las estanterías estaban de libros de todos los tamaños,
aunque era una biblioteca era
impresionante.
Nos sentamos en una mesa
cercana a una gran ventana.
Mientras Dani y Lola hablaban
de ese partido tan interesante yo me levanté y busqué algunos libros que hacía
tiempo que quería leer.
No los encontré todos, pero si
algunos y otros muchos con títulos muy
interesantes.
Normalmente que gustaban las
historias de amor o los de poesía, pero en ese momento necesitaba algo más
fuerte; es que yo elegía los libros según mi estado de ánimo.
Me decidí por un libro que ya
había leído hacía un tiempo, cuando vivía en Galicia. Era uno de los libros más
bonitos que había leído jamás. Perdona si te llamo amor de Federico Moccia. Era uno de mis
escritores preferidos de novelas románticas y ese libro era maravilloso. Me
senté en una mesa cercana a donde
estaban Lola y Dani, que seguían inmersos en su conversación. Fui a coger de mi
mochila mi móvil y unos cascos para escuchar música mientras leía. Seleccioné
en el reproductor la canción de Leona Lewis Better in time, no había
cosa que más me gustase cuando estaba en Galicia que sentarme en mi cama con la
espalda apoyada en la pared, al lado de la ventana y ponerme a leer con los cascos
puestos un día de lluvia; era lo mejor del mundo. Sí, mi casa era lo mejor el
mundo… era…
Intenté quitarme esas ideas de
la cabeza y abrí el libro. Comencé a leer.
Pero pronto me puse a pensar.
Lo bueno que tienen los libros
es que te sumerges en su interior y es un poco difícil salir de ellos cuando
realmente te gusta uno. A mí me encanta leer y sobretodo imaginarme que eso me
está pasando a mí, que yo sea la protagonista; yo, solamente yo. La parte que
no me gusta de los libros es pensar que mi vida puede ser uno y que todo pasa
por algo y que todo está escrito; eso es lo peor que puedes llegar a creer
jamás, que tu vida sea un libro. Pero en el fondo es así, unos libros más
largos que otros, unos de amor, otros de miedo, otros de aventuras y lo más importante,
todos tienen un final; unos bonitos, otros tristes y otros injustos. Sí, la
vida es un libro y, quizás todos pertenezcan a la misma colección pues, todos
estamos conectados por pequeños fragmentos sin apenas importancia ni sentido;
amigos de amigos, primos en común, antepasados… Quién sabe lo que vamos a
vivir, nadie, esa es la única y exclusiva respuesta a estas cuestiones sin
sentido.
Comenzó la canción de Fran Perea
La Vida Al Revés.
Volvió a mí un recuerdo de
cuando mi hermano vivía en casa, antes de irse a Italia.
Estábamos en mi habitación,
sentados encima de mi cama contándonos nuestras cosas como siempre; sí, mi era mi mejor amigo, se lo contaba todo y
el, a mi; ese fue el día en el que me
contó que había conocido a Paola en un
foro de libros.
-No te lo vas a creer pero, he
conocido a una chica italiana en un foro, la página de Canciones Para Paula…si,
ya sé que es raro…e irónico.
-¿Qué…?- me había sorprendido
mucho, y no lo podía ocultar.
-Sí, estoy loco. Pero Paola en
diferente a todas las chicas que he conocido…
-Aarón se ha enamorado…
-Quizás…
-Conozco esa sonrisa…-dije con
tono irónico (eso era lo que él me había dicho cuando le había contado lo de
Fran)- ¿Cómo es?
-Perfecta. Es muy lista, muy
guapa y muy graciosa…
-Me alegro por ti. No creía
que te recuperaras de lo de Sara…
-Hasta hace tres meses…
-¿Tres? ¿Por qué no me lo
habías dicho?
-No sé… no me lo creía hasta
ayer. Ayer al ver que no se conectaba me di cuenta que la quería.
-Oh- apoyé la cabeza en sus piernas.
-Te quiero.
-Y yo.
En ese instante me di cuenta
que tenía las mejillas mojadas y los ojos húmedos. Sonreí, le echaba mucho de
menos. Me limpié la cara con la manga de mi chaqueta.
-Vero, ¿estás bien?- me
preguntó Dani quitándome un casco del oído.
-Sí- respondí con una sonrisa-
es por mi hermano. Acaba de escuchar nuestra canción y me acordé de él… ¿Y
Lola?- pregunté mirando a nuestro alrededor.
-Ha ido a la cafetería…
-Ah.
-¿Qué estabas pensando antes?
-¿Antes?
-Sí, en clase… tenías una cara
muy rara…
-Mi madre dice que tengo una
cara de pensar un tanto extraña…
-Sí, no miras a ningún sitio
en concreto, un poco en todas partes y mucho a nada…. ¿Qué pensabas?
-En ti- no quería mentirle.
-¿En mi? No soy tan
interesante…
-Créeme si lo eres…
-Vale, como quieras… dímelo.
-En ti, en mi…
-En nosotros…
-Exacto…
-Has pensado en todo…
-Sí, pero sigo pensando en lo
mismo…
-Ah, vale- se había
decepcionado.
-Sí… he pensado que…
-¡Hola chicos!- Lola acababa
de entrar.
-Hablamos luego…-dijo Dani.
-Ok.
-¿Queréis?- preguntó Lola ofreciendo
un bocadillo y una lata de Pepsi.
-No, gracias- dijimos ambos al
unísono.
-Vamos yendo que va a tocar el
timbre…
Me levanté y coloqué el libro
en su sitio.
El resto del día fue aburrido.
Y no hice otra cosa más que pensar en lo que le iba a decir a Dani… Llegué a la
conclusión de que me dejaría llevar por lo que sintiera en ese momento.
Salimos del instituto y nos
fuimos a casa.
-Chao- se despidió Lola- Te
llamo luego- me dijo.
-No, pásate por casa…
-Ok, como quieras… ¿A las 6?
-Sí. Chao.
-Adiós- dijo Dani.
-Chao.
-Es una gran chica…me cae muy
bien- dije cuando Lola estaba abriendo la puerta de su casa.
-Sí… ¿Te pasas luego por casa
y seguimos hablando de lo de antes?- preguntó el, sabía que no tardaría mucho
en decirlo.
-Claro…
-Si no quieres… tómate tu
tiempo…
-Déjalo, ¿vale? Te he dicho
que iré a tu casa a hablar, y ya está.
-Tienes razón…
-Ok, me paso después de comer…
Chao- le di un apresurado beso en la mejilla y me fui corriendo.
-Chao- se escuchó a lo lejos
entre una risilla.
Me di la vuelta y allí estaba
él, perfecto como siempre. Sonreía más que nunca, y yo también. Esa tarde iba a
ser muy especial para los dos.
Le sonreí a lo lejos y entré
en casa.
-Hola- dije sonriente a mi
madre-humm… lasaña… que rico. Voy arriba a dejar las cosas.
Subí las escaleras ante la
mirada atenta de mamá. Tiré la mochila sobre la cama. Volví a bajar las
escaleras.
-Vienes muy contenta… -dijo mi
madre con una sonrisa.
-Sí, Lola y yo vamos en la
misma clase…
-Y Dani también….
-Mamá, es un amigo…
-Vale… toma- dijo tendiéndome
un plato con la mitad de un trozo de
lasaña de carne.
Me comí la lasaña en unos
minutos mientras mamá y yo hablábamos de algunos de los profesores y alumnos.
-Me voy arriba…
-Vale.
Subí las escaleras rápidamente
y fui al baño y me lavé los dientes. A continuación fui a mi habitación.
Todo estaba igual. Decidí
poner música. Next to you de Chis
Brown y Justin Bieber.
Cogí
mi ordenador y me tumbé encima de la cama. Había unos días que no miraba mi
correo.
Abrí mi Hotmail. Había dos correos. Uno de Stela y otro de Aarón.
Abrí en de Stela primero. Leí
atentamente el texto:
Hola Vero.
Bueno, este correo no es solo mío, es de todos.
Solo queríamos preguntarte que tal todo y que tal el sitio… y si hay chicos
guapos… esperamos que sí… J
Fran quiere decirte que se acuerda mucho de ti
y que en cuanto puedas que le llames.
Todos te
mandan muchos besos.
Ahora hablo yo sola. Ya sé que no querrás
llamar a Fran por todo lo vuestro pero… es lo mejor para los dos… te echa mucho
de menos… y yo también… todos.
Recuerda
que nosotros no nos olvidaremos de ti ni de los buenos momentos que hemos
pasado juntos.
TE QUEREMOS MUCHO.
Besos de todos.
Stela y los demás.
Casi me entraron ganas de llorar al
ver ese correo. Podía verlos a todo sentados en nuestro banco en el parque
dictando a Stela para que escribiera… las risas, los comentarios… los amigos
que dejé atrás…
Dejé de recordar y comencé a teclear.
Hola chicos.
Yo también os
echo de menos y tampoco podré olvidaros a vosotros. Os quiero chicos.
Lo de Fran, por descontado que lo llamaré…
pero, aún es pronto… quizás dentro de unos días…
Sí, todo va bien
y lo de los chicos… ya os contaré. El sitio es muy bonito y muy alegre pero
nada que ver con nuestra Coru…
Me acuerdo mucho
de todos y de todo…
Recordad que os
quiero sobre todo.
Muchos besos.
Vuestra Vero.
No creía que sería tan duro… Le di a
enviar.
Acto seguido leí el de Aarón.
Hola Peke.
¿Qué tal todo por
ahí?
Espero que bien.
Te echo de menos, necesito hablar contigo y necesito verte… a lo mejor algún
día te doy una sorpresa a ti y a mamá…
Por aquí todo
bien. Bueno… la madre de Paola tuvo un accidente de coche el otro día pero no
le pasó nada a nadie. Se empotró contra un árbol y destrozó el coche… nada que
no se pueda arreglar…
Te quiero mucho.
Besos de su parte
y míos.
Aarón.
Si quería llorar con el correo de los
chicos, con este no iba a ser menos. Me puse a escribir rápidamente.
Hola hermanito.
Por aquí… todo
bien, de momento. No está tan mal y comienza a gustarme de veras la gente de
por aquí. Es muy amable y simpática.
Tenías que ver o
feliz que es ahora, esa carita que tiene cuando está con Mauri, no tiene
precio. No me arrepiento absolutamente en nada, aunque duela.
Que se recupere
la madre de Paola.
Antes he leído un
correo de Stela pero se lo decían los chicos, Fran quiere que le llame pero yo
creo que todavía es muy pronto y que no podré hablar. ¿Tú qué crees? Creo que
aún le quiero pero… decirlo solo haría más daño.
Besos a ti y a
Paola.
Yo también te
quiero.
Vero.
Escribir esto también había sido duro pero…
sin pensar en nada más que en Galicia di a enviar.