jueves, 27 de junio de 2013

Capítulo 32.

¿QUÉ SE SIENTE?

Pasan los minutos y no tengo ganas de seguir llorando en mi habitación el día de mi cumpleaños, y sé que, antes o después me tendré que afrontar a lo que hay fuera.
Me limpio la cara y apago la música, Ed no me va a deprimir más. Prefiero algo más animado; para eso no hay nada mejor que Imagine Dragons, "Underdog". Pongo la canción, miro a mi a mi alrededor y tarareo la letra tal y como había hecho esa misma mañana.

"Hey! That sends my mind up 
I get the short end of it 
Oh I love to be, I love to be the underdog 
Hey! That sends my mind up 
I get the short end of it 
Oh I love to be, I love to be the underdog 
Hey! 
The underdog 
Hey! 
I’m the underdog 
Hey! "

Llaman a la puerta.
- Vero, soy yo.- es la voz de Aarón. Habrá escuchado la música.
- Perdona, si te molesta bajo ahora el volumen...
- No, no me molesta en absoluto...- Se queda callado sin más y mira las flores.
- Antes de que preguntes, es cosa de Dani.
- Ah, Dani...
- Sí.
La canción termina y comienza "Never say never" de The Fray.
- Quiero que sepas que estoy orgulloso de lo que te has llegado a convertir, ya eres toda una mujercita. Has conseguido empezar de cero, cuando no es fácil y me alegro de que todo te valla tan bien. Aún me acuerdo de cuando me preguntaste cómo era cuando sabías que querías a alguien - sonríe- En aquel momento no te contesté, y aún ahora no sé que decirte y te pregunto yo a ti; ¿cómo sabes cuando quieres a alguien?
Me quedo sorprendida, no me esperaba ese discursito, y menos en este momento.
- Pues... supongo que... - tengo la cabeza llena de ideas y pensamientos sobre lo que se siente, pero no quiero afirmarlo, ya que será mucho más complicado para mi después, pero, ahora no quiero callarlo.- Sabes que quieres a alguien cuando su sola presencia te duele hasta el punto de que si no estás a su lado todo se desmorona, tu mundo se viene abajo y parece que comienzas a caer en un precipicio que no tiene fin y crees que vas a estar así para siempre, sufriendo; hasta que, la otra persona te mira y te sonríe, entonces te das cuenta de que, pase lo que pase, haber estado en la cima y haber escalado todas esas montañas ha merecido la pena solo por ver esos ojos relucir de felicidad. En ese segundo, lo ves todo sin ver nada, lo ves a él, solo a él, para a ti te llega; porque sabes que nunca nadie te puede quitar ese sentimiento tan bonito, que hace que todo sea posible.
Ambos nos quedamos callados unos segundos, mirándonos.
- Dile a ese chico que te cuide bien, no sabe la joya que tiene.
Abre la puerta y se va. Para mi aún es complicado asumir todo lo que he dicho, mis dudas al descubierto, no  hay que mentir más, no hay que esconderlo.
-Le quiero.- susurro.

Ya está, ya lo he dicho.




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