INSTINTO.
Aaron y yo nos fuimos a dar un pequeño paseo. El paisaje era precioso.
- Y bien, ¿qué me tienes que contar?- dijo al cabo de un rato.
- ¿Yo? Nada, que me va todo muy bien por aquí...
- Eso ya lo veo; pero, ¿qué tal todo por aquí?- mientras dijo eso, me golpeó la sien con un dedo.
- Por aquí arriba deben andar de mudanzas... últimamente, no encuentro nada...
- Valla... has hablado con Fran...- no era una pregunta.
- Sí, bueno, más o menos, es raro... mucho, no quiero perderle, pero tampoco quiero que se piense que todo lo que me ha hecho no me importa.
- Te entiendo; pero creo que deberías darte cuenta de que en Madrid, tienes a otra persona que, por lo que he visto, te quiere; fíjate en sus ojos cuando te mira... es diferente a cualquier otra mirada que te halla soltado chico alguno... él te quiere; tenlo en cuenta.
- Lo sé, Dani es fantástico, pero Fran al principio también lo era... luego cambió y todo se hizo diferente.
- Dale una oportunidad.
- Lo intento, pero quiero a Fran. Un día me levanto pensando que quiero estar con Dani, y luego me acuerdo de todos los momentos con Fran y no puedo.
- Es difícil, pero no desperdicies esto- dijo mientras señalaba la gran inmensidad que era Madrid.- Haz una cosa, ¿vale? Yo hablo con Fran.
-No, tú no vas a hablar con él; te conozco, te enfadarás...- a Aaron no le caía demasiado bien Fran.
- Sí, voy a hablar con el.
- No, yo voy a Galicia el viernes y vuelvo el domingo; quiero recoger algunas cosas y arreglar otras.
- Voy contigo.
- No.
- Vero, voy a ir igual, te pongas como te pongas. Ese chico tiene que darse cuenta de que tu ya estás allí, si es tonto, no es tu problema.
-No es no.
- Y mi si es si. Ese no vale la pena. Sé que tienes que tomar tú esa decisión, pero, si te digo la verdad, en este caso, no voy a permitir que ese vuelva a hacerte daño, ya lo has pasado mal una vez, no va haber segunda.- era una de las veces en las que, ese hermano alocado, tonto e irresponsable sacaba ese instinto protector con su hermanita.
- Gracias- dije mientras me abrazaba a él.
- No hay que darlas. Sabes que te voy a ayudar igual.
Me separé de él y volvía a contemplar el inmenso Madrid que tenía ante mis ojos. Esta vez, estoy aquí y no pienso marcharme, pensé.
No hay comentarios:
Publicar un comentario