miércoles, 24 de abril de 2013

Capítulo 29.

A GRANDES MALES, GRANDES REMEDIOS.

Han pasado varios meses desde que no escribo nada, y es que no he tenido casi tiempo, entre mi hermano que ahora se ha instalado definitivamente en casa, la hermana de Lola, Jorge, Robert... y sobretodo Dani y Fran...
Supongo que estaréis ansiosos por saber, ¿no? Pero es mejor empezar por el principio.

Una vez que fui a Galicia, discutí con Fran (como no), y me di cuenta de que algunas veces necesitas cambios en tu vida, aunque esos cambios duelan, y mucho. Mis amigas no me apoyaron en esa decisión, por tanto, y para mi bien, decidí romper todo contacto con mi pueblo natal, y comenzar una nueva vida lejos, aquí, en Madrid.

Con el tema de mi hermano... descubrió que Paola lo engañaba con uno de sus mejores amigos, y decidió mudarse conmigo, con mamá y con Mauri. Me ha ayudado mucho en todo esto, sin él y sin Lola no lo habría superado.

Lo de Lola también es complicado de explicar. Pasadas unas semanas comenzó a salir con Robert, y Jorge le dijo la verdad que me había desvelado a mi: que sus madres eran amigas, y que probablemente estuvieran en el mismo paradero. De Iria no supe nada más en mucho tiempo, desapareció tal y como apareció.

Con Dani está todo bien, él es el único que consigue sacarme una sonrisa cuando estoy mal y hace que me lo pase aún mejor cuando estoy bien. Con el tiempo, hemos aprendido a querernos tal y como somos y a no querer cambiarnos, algunas veces discutimos, pero supongo que es lo normal.

En definitiva, que me va todo bien. Aunque, en algunas ocasiones, siento tantas ganas de llorar y de gritar... echo de menos a mis amigas, mucho, creía que las cosas se solucionarían, pero al parecer no.

 Ya no soy yo la única que ha cambiado y tengo que aprender a vivir con ello.

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